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Cuando
comiences, no debes sentirte muy preocupado por la calidad de tu meditación.
Siempre y cuando te sientas más calmado, más feliz y con más paz al final de la
práctica, sabrás que tu meditación
funciona.
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No
esperes resultados inmediatos. El propósito de la meditación no es
convertirte en un maestro
zen de la noche a la mañana. La meditación funciona mejor cuando se
realiza por sus propios beneficios, sin buscar solamente los resultados.
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Opta
por el método que funcione mejor para ti. Lo que funciona para algunos puede
incluir algunas técnicas que no funcionen para ti. No dejes que eso te
desanime. Recuerda, ¡relájate!
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Si
deseas meditar y te sientes exhausto, cansado, dolorido o simplemente
tenso, al punto que intentas meditar pero no puedes, intenta hacer algo
relajante. Da un paseo, sal a correr o date una ducha. Esto ayudará a
que liberes las tensiones. Luego, vuelve a intentar meditar.
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Es
fácil perder la noción del tiempo cuando meditas. Si estas preocupado por el
tiempo durante la meditación, pon una alarma suave para que te avise cuando
termine tu tiempo de meditación.
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Con
una buena postura, será más fácil respirar ya que tus pulmones tendrán más
espacio. De hecho, notarás cómo la mayoría de los músculos del torso te
ayudan a respirar mejor, desde el músculo en la base de tu pelvis, hasta los
músculos del cuello, centrados en el músculo principal para la respiración,
el diafragma. Los músculos trabajaran un poco para ayudar al diafragma. Si
lo notas, es una buena señal de que estás en la postura adecuada. La postura
adecuada es fácil y cómoda. Casi podrás sentir que estás flotando.
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Si te
cuesta meditar durante el periodo de tiempo que has elegido, prueba a meditar por
un tiempo durante lapsos menores. Casi cualquier persona puede meditar
durante un minuto o dos sin que vengan pensamientos que lo interrumpan.
Entonces, a medida que las aguas de tu mente se calmen, poco a poco
prolongarás tus sesiones de meditación, hasta que consigas el
tiempo deseado.
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No
permitas que tu voz interna se escabulla y entre en tu mente. Obsérvala, no
la asocies con tu meditación.
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Cuando
no estés meditando, haz un esfuerzo por ser amable y tranquilo, tanto respecto a tu humor
como a tus pensamientos. Notarás que te sentirás más calmado, feliz, con la
mente más ágil durante los días que meditas y notarás que estas cualidades
decrecen cuando no medites.
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Meditar durante largos periodos de tiempo ha demostrado tener muchos
resultados favorables y su práctica continua vale la pena. Algunos de los
beneficios son: incrementa la consciencia y concentración, reduce la
tensión, proporciona un humor más calmado y relajado, mejora la memoria e
incrementa la materia gris (neuronas) en varias partes del cerebro.
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Algunos beneficios de la meditación no son tan perceptibles para la mayoría
de personas, como por ejemplo poder dormir, luchar contra las adicciones o
combatir las perturbaciones mentales con mayor
facilidad.
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